9.9.14

VIII

Cuando a solas hablamos con el cosmos
y alquimizamos la belleza
Dios observa y escucha.
Después nos recompensa con júbilo y milagro
que solemos llamar hijos, amor y fortuna.
Cuando a solas planeamos con el demonio
y trituramos la pureza
Dios observa y escucha.
Después nos recompensa con ángeles
que nos ayudan a soportar 
dolor y desgracia
que acostumbramos 
atribuirle a Él.